Acceded a la prueba inequívoca de que hasta el supremo hacedor es presa de la duda

Dudar: tener dificultad para decidirse por una cosa o por otra

A tenor de Goethe, este artículo no debería existir: «guardaos vuestras dudas; me bastan las mías».  

Mark Twain, desde luego, era más pragmático cuando afirmaba que «cuando dudes, di la verdad». 

Por otra parte, no se puede dudar de la ironía que abrazaba Voltaire con la frase «dudar vale más que

 estar seguro». 

Sin embargo, sin lugar a dudas, “el pensamiento, solo comienza con la duda” que decía el bueno de

 Roger Martin du Gard, quizás sea la frase más llena de verdad...aunque...lo dudo.

Hace unos días, por azar, y gracias a este mundo cibernético en el que nos movemos, llegó hasta mí la

 transcripción de una conversación entre el mismísimo Dios y uno de sus mejores amigos. 

A continuación podéis leer el texto íntegro. Breve, pero muy esclarecedor.

—¿Y ahora qué hago? Estos me han salido rana. ¿Los liquido y a otra cosa, o mejor les doy otra

 oportunidad? No sé… igual me equivoqué en algo…

—Yo, cuando me salen así las cosas, no me lo pienso. Fuego, y empiezo de nuevo… No creo en las

 reparaciones, ni en las segundas oportunidades.

—No sé, ¿ eres un poco drástico, no? Tal vez tampoco me expliqué bien ni dejé claros mis

 mandamientos…

—Bueno, ahí puedes tener razón… A veces es difícil ver por dónde vas…

—¿Qué insinúas? Quién no sabe por donde vas soy yo.

—Ya sabes, a veces eres un poco megalómano… Demasiado exigente, y como no te gusta dejarte

 ver mucho, por esa manía que tienes con lo de no querer ser pesado… Pues eso, las cosas hay que estar

 encima para que funcionen… Sobre todo si vas de Dios…

—Dios no. Supremo hacedor les dije, pero ni en eso…

¿Qué más puedo decir? Espero que el supremo hacedor se arme de paciencia y nos conceda más

 tiempo. Sobre todo ahora que estamos a las puertas de Navidad. Si nos ha aguantado miles de años,

 bien puede esperar un mes más, que cada año le sale mejor el asado de Nochebuena a mi madre.