Turismo temerario: me voy de vacaciones a San Borondón

Esta mítica isla aparece por vez primera en una leyenda del sigo VI protagonizada por un monje llamado Brendan de Clonfert

Mi destino vacacional de este año está en entredicho. He decidido dejar al albur del destino el hecho de que el lugar donde deseo pasar mis vacaciones esté en su sitio o no cuando me dirija a su encuentro. Para conseguir llevar a cabo esta especie de lotería turística, creo que solo podía haber escogido un destino para mi descanso: la isla de San Borondón en el archipiélago de Islas Canarias.

Esta isla tiene una particularidad, y es que se comporta como la honestidad de cualquier político al uso: está desaparecida la mayor parte del tiempo. Así pues, doblemente afortunados y afortunadas deben considerarse quienes han podido contemplar a la novena de las islas Afortunadas, valga la redundancia.



La historia viene de antiguo. En el siglo VI un monje llamado Brendan de Clonfert, a la postre santificado como San Brandan, navegaba jubiloso en busca del Paraíso Terrenal. Seguramente la historia lo venderá de otra forma, pero decidme, ¿Acaso es necesario tener algún tipo de fe para anhelar vivir en un paraíso? Santa Teresa de Jesús, en uno de sus conocidos poemas, decía, «y tan alta vida espero, que muero, porque no muero». O sea, de fe nada, la monja esperaba vivir tan “de puta madre" que le ardía el culo por irse al otro barrio. Queda dicho. 
El caso es que sea por la falta de propulsión a motor o debido a unas deficientes aptitudes como navegante, San Brandan tardó 7 años en arribar a tierra. ¿Y dónde desembarcó? Efectivamente, mis sagacxs lectorxs, lo hizo en San Borondón, una isla exuberante y con aspecto paradisíaco. Esto, más o menos resumido, es lo que nos dice la historia. 

He de puntualizar que, habida cuenta de que en aquella época no existían los teléfonos móviles, no creo que la isla sea gran cosa. ¿Por qué lo digo? Sentido común. O sea, un monje se pasa 7 años buscando una isla para pegarse la gran vida y después la abandona para comunicar su hallazgo y que se ponga el sitio como Sanxenxo en agosto. No se sostiene.

En todo caso, no solo la leyenda del generoso monje sustenta la leyenda de esta mítica isla. A finales del siglo XIII, en el mapamundi de Richard de Haldingham, elaborado en Inglaterra, aparece una novena isla con forma de barca en Las Canarias, bajo el nombre de San Brandan. A partir de aquí volvemos a verla en diversos mapas como el de Battista Becario, Toscanelli o Fra Mauro, hasta llegar a Leonardo Torriani. Este ingeniero italiano fue enviado por Felipe II a fortificar Las Canarias, y aseguraba haber estado en la isla hasta el punto de adjudicarle unas dimensiones de 30 kilómetros de largo por 15 de ancho, que especificaba en el mapa que realizó de la misma.

En 1958 el sacrosanto ABC madrileño publicaba una imagen tomada por Manuel Rodríguez Quintero desde la costa de la Villa y el Puerto de Tazacorte, en la que se podía vislumbrar la isla de San Borondón. En diciembre del año 2023, Gabriel Hernández Pages, mientras fotografiaba el atardecer desde Los Pedregales (Llanos de Aridane) captó de nuevo la imagen de la misteriosa isla.

En definitiva, es probable que algún efecto óptico de algún tipo proporcione la visión de la mítica isla a los afortunados y afortunadas que estén en el lugar correcto en el momento preciso. Hay científicos, pocos, que defienden que incluso podría ser la actividad volcánica de la zona la que hace emerger y volver a sumergir a la isla. En todo caso, yo no me arredro. Me voy a acercar hasta allí. Qué encuentro la isla: me pego la gran vida durante 7 días. Qué no la encuentro: me voy a Lanzarote a pegarme la gran vida durante 6 días (cuento con perder un día en el intento). Es un win-win lo mires por donde lo mires. ;)


Comentarios

  1. Yo pensaba que me faltaban por visitar tres, La Palma, El Hierro y Fuerteventura. Ahora tendré que añadir la que comentas.😅 Saludos

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