Se trata de los restos de un réptil marino gigante que no se conocía hasta el momento

Hace doscientos millones de años existía en los océanos de la Tierra un animal que pudo sobrepasar los veinticinco metros de longitud. En plena época de psicosis mascotera, a alguno ya se le están poniendo los dientes largos. No way amigos. Solo gente como Amancio Ortega y compañía podrían aspirar a tener un ejemplar como este de mascota.

¿Tú sabes lo que comería un bicho de estos? Que sí, te soluciona la desaparición de tus suegros, y de ese cuñado tan pesado, pero no existen familias tan amplias. No insistas, al final ibas a levantar sospechas. ¿Y dónde lo metes? Tienes que tener una piscina tamaño lago Michigan, menos nada.

Ahora que lo pienso, Ortega hizo fortuna con el textil. Buena parte de la humanidad es absolutamente antropomorfa y tiene tendencia a la humanización de todo ser vivo (o muerto). No sé si me da más pena que vergüenza ajena, cuando veo a mascotas con su correspondiente ropa, o incluso transportadas en carritos de paseo de bebé.

Estoy seguro de que el zorro de Amancio enseguida se daría cuenta de los suculentos beneficios que supondría popularizar la venta de ropa a medida para el bicho en cuestión. Con ese tamaño, imaginad el precio del disfraz. Los niños asiáticos, una prenda de semejante medida te la hacen en dos patadas en media jornada. O sea, en doce horas.

Pero dejemos las historias para no dormir, (¡Cuánto daño hiciste Chicho, cuánto!) y sigamos con el extraordinario hallazgo. El descubrimiento lo protagonizaron una joven de quince años y su padre. Casi podríamos estar hablando de un caso de explotación infantil, sin ánimo de ser puntilloso.

En el año 2020, cuando medio mundo permanecía encerrado a causa de un enemigo invisible, Ruby, una niña de 11 años y su padre, encontraron unos huesos pertenecientes a la mandíbula del réptil, en una playa de Somerset. Más adelante, encontraron un maxilar de más de dos metros. Obviamente, se trataba de huesos fosilizados en todos los casos. Con este último ya se le pusieron los dientes largos a padre e hija: aquí había tomate.

En octubre de 2022 encontraron la pieza ósea definitiva, la que les llevo a identificar a una nueva especie de ictiosaurio gigante. Un réptil marino prehistórico de similar tamaño a una ballena azul.

Los científicos han denominado a esta nueva especie como Ichthyotitan severnensis, que se traduce como "lagarto pez gigante del Severn". Como podéis comprobar, en el mundo científico la imaginación es un bien muy preciado.

Un estudio posterior de los restos, indicó que tenían una antigüedad de alrededor de 202 millones de años. El gigantesco réptil vivió al final del Periodo Triásico, en una época conocida como Rética, cuando los dinosaurios dominaban la tierra.

En definitiva, un nuevo descubrimiento que añade más luz a lo que sabemos sobre la fauna antediluviana. Por cierto, os aseguro que la noticia no fue publicada por ningún medio de derechas ibérico, con lo cual la posibilidad de que sea cierta y no un bulo, aumenta exponencialmente. En concreto, personajes con pasatiempos tan extravagantes como perder querellas por difamación en los juzgados, tales como Jiménez Losantos o Eduardo Inda, no tuvieron nada que ver en la redacción de este artículo. Me hace gracia que los defensores del bulo de los bulos, la biblia cristiana, y los fabricantes de grandes éxitos como: En Irak están repleticos de armas de destrucción masiva o Lo del 11M fue ETA, tengan la poca vergüenza de levantar la mirada siquiera. Claro que si tenéis en cuenta que su prepotencia es tan grande como el réptil del artículo, e inversamente proporcional a su inteligencia, todo cobra más sentido.