Killing Joke, más de cuarenta años de vanguardia sonora

La veterana banda inglesa ha demostrado a lo largo de su carrera una capacidad de reinvención al alcance de muy pocos

Últimamente, por enésima vez, estoy atravesando una etapa Killing Joke. No, no me las estoy dando de moderno angloparlante utilizando excéntricos anglicismos, estoy hablando de la veterana banda musical británica formada en 1978. Adalides de la innovación, de una nueva forma de entender la música popular de vanguardia. Jaz Coleman (voz chamánica y teclados) y Kevin "Geordie" Walker(Guitarras), únicos elementos fijos desde sus inicios, han sabido mantener el interés del oyente y una calidad sobresaliente en cada uno de sus quince álbumes de estudio, si contamos Outside the gate, un disco en solitario de Coleman que finalmente salió bajo el nombre de la banda.
Desde la marcialidad post-punk e hipnótica de su primer e icónico disco, Killing Joke(1981), que incluye clásicos de su repertorio como Requiem o The Wait, hasta su último y polivalente Pylon(2015), la banda ha mantenido una intachable trayectoria tanto en lo musical como en las particulares líricas de Coleman.
El asunto es que hay bastante más que música y rebeldía tras el nombre de Killing Joke. Tanto Jaz Coleman como Geordie Walker son unos confesos seguidores de lo oculto, de lo mágico, de lo que no podemos ver a simple vista, tal vez porque no exista. Estas predilecciones se han dejado entrever tanto en su música como en sus letras, que también abarcan temas sociales y reivindicativos.
Otra característica fundamental de esta banda es el toque tribal, hipnótico y visceral que le proporciona su batería Paul Ferguson, quien grabó los cuatro primeros discos y regresó al grupo en 2007 para grabar también los tres últimos. 
Esta forma de percusión, cuasi tribal, alcanza su culmen en su cuarto disco, Fire Dances (1983). La grabación muestra a unos Killing Joke más luminosos, más accesibles, incorporando influencias new wave y melodías más pop. Este es el primer disco que escuché de ellos. A finales de los 80 me lo prestaron en formato vinilo. Nunca olvidaré el shock que me produjo su música. En aquella época grupos como Metallica, Slayer, Anthrax, Ramones o R.I.P. formaban parte de mi dieta musical diaria. Sin embargo, aquello era diferente, como más abierto, más desestructurado. A ratos disonante, por momentos muy melódico, pero con una fuerza irresistible que me impelía a pinchar el disco una y otra vez. Olvidaos del bombo-caja, bombo-caja y de los solos de guitarra. Este disco no va en absoluto de eso. Aun así, insisto, a su manera, cuenta con unas melodías infecciosas como puedan tener algunos temas de The Beatles, solo que ejecutadas por un maestro chamán que cree fervientemente en lo que dice y hace. Temas como Feast of blaze encarnan perfectamente esto que digo de las melodías y estribillos pegajosos, sin renunciar a su particular ruidismo y percusión.
En sus primeros tres discos la banda tuvo como bajista a Martin Glover "Youth", quién después abandonaría la formación y no regresaría hasta el 2007. En ese año falleció el que fue su sustituto durante todo ese intervalo, Paul Raven. Raven simultáneo sus labores de bajista con bandas como Ministry o Prong, que irónicamente fueron influenciadas por los primeros discos de Killing Joke.
En 1985 la banda sacaría Night time, un disco en el que evolucionaban hacia un sonido más amigable, bailable y directo. Este disco incluye su mayor éxito comercial, el gótico Love like blood.
El sucesor de este disco, Brighter than a thousand suns (1986) profundizó aún más en este sonido radiable y bailable, coqueteando incluso con la música disco.
 Outside the gate se editó en 1988, como dije, un trabajo de Coleman centrado en su interés por lo oculto. A partir de aquí el grupo, ya sin su batería original, empezó a endurecer su sonido, tomando mayor preponderancia las guitarras distorsionadas de Geordie. Esto no es óbice para que discos como Democracy (1996), contengan joyas góticas, absorbentes, con una melodía y un estribillo tan maravillosos como el tema título, Democracy.
Con el fallecimiento de Paul Raven, la banda original se encuentró en su funeral y decidió reunirse en honor al fallecido. A partir de aquí editaron tres nuevos y magníficos discos que vienen a ser un compendio de los estilos abarcados a lo largo de su carrera. De estos discos, yo aprecio especialmente Absolut Dissent (2010) que me parece un trabajo soberbio a reivindicar.
En definitiva, si tienes alguna querencia por la new wave más desquiciada, el post punk, rock gótico, el metal industrial e incluso la música de baile más atrevida, Killing Joke pueden ser tu banda a descubir. Quizá incluso lleguen a ser tu banda favorita, ¿quién sabe?

Más información: https://www.killingjoke.co.uk/





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