Ciencia: José María Aznar es tonto

¿Como pudo llegar a ser presidente del gobierno de un país del primer mundo este ser?

La ciencia hasta este siglo XXI ha avanzado mucho, aunque aún hay cuestiones que se resisten al concienzudo análisis de la razón y el progreso. Por ejemplo, aún no existe una teoría aceptable que pueda unificar la mecánica cuántica y la relatividad general, ni está del todo clara la evolución de los homínidos hasta llegar al Homo sapiens sapiens. Pero sobre todo, hay un asunto sobre el que nadie ha sido capaz de elaborar una teoría plausible: como un papanatas redomado, con la capacidad de raciocinio de un escarabajo de la patata, pudo llegar a presidente del gobierno de un país que se tiene por civilizado.

Sí, amigos y amigas, José María Aznar es más tonto que el que asó la manteca en la punta de los dedos. Esto, queridos lectores, no es una afirmación gratuita ni un insulto. Es el fruto de una concienzuda y reposada investigación de la cual se extrae la anterior inapelable conclusión. Vayamos con las pruebas.

23 de febrero de 2003, después de una reunión con su homólogo norteamericano George Bush, Aznar hace estas declaraciones:


De este vídeo se extraen varias conclusiones a vuela pluma. Una, que este hombre no era capaz en aquella época, de articular un discurso coherente utilizando un léxico variado. Otra, que el sujeto en cuestión carece de personalidad, pues el acento al hablar es parte de nuestros rasgos distintivos, y este hombre emplea un acento ajeno. Y digo ajeno, por no denominarlo como ridículo. 

También podemos analizar otra imagen muy significativa, que tuvo lugar durante la reunión del G-8 del año 2002. Una vez más, Aznar hace gala de su falta de personalidad, de su borreguismo y, por ende, de su nula educación. En presencia de varios líderes europeos, en un momento dado, el ínclito Bush, que tampoco era el más listo de la clase por decirlo suavemente, pone los pies encima de la mesa. Acompaña el gesto con un semblante soberbio, de chulería. El tontolaba español no duda en seguir a su amo e imitar la postura. De hecho, su apuesta es más fuerte, porque supera a su patrón en lograr una más sublime expresión de bobalicón.


Seguimos para bingo. Año 2007, el objeto de nuestro estudio, da una conferencia de prensa en la que proclama a los cuatro vientos que a él nadie le dice las copas de vino que tiene que tomar. Rizando el rizo, en una muestra más de su evolucionado pensamiento que a ojos del neófito puede parecer el de un estúpido integral, asegura que le dejen beber tranquilo “mientras no ponga en riesgo a nadie”. A él nadie le dice lo que debe de hacer, Aznar es omnisciente, y por supuesto, impoten... digo, omnipotente. 
Sobra cualquier análisis sesudo sobre estas palabras pronunciadas por todo un expresidente del gobierno, el héroe de Perejil. Bajo su mandato, las huestes herederas del Cid, tomaron en buena lid el insigne y valiosísimo islote.

Hemos hecho alusión a tres momentos anteriores en el tiempo, en la vida del sujeto. Evidentemente, Aznar no es un vino, aunque tengan en común que ambos pueden dar dolor de cabeza. Pero, me refiero que al contrario que los buenos caldos, este hombre no mejoró con los años, au contraire, que disent les Français .

No quiero extenderme innecesariamente, como por cierto, está haciendo la vida de este hombre. Lo bueno, si breve, dos veces bueno, dice el dicho. Pero hablamos de Aznar. A él nadie le dice cuantas veces bueno es lo breve, y eso, si le apetece ser breve, que tendría que estudiarlo. 

En conclusión, no creo que haga falta ahondar más en un personaje con menos profundidad que un plato llano. Considero que estos ejemplos son suficientes para realizar un diagnóstico certero. Jose María Aznar es tonto de remate, es más tonto que el que asó la manteca en la punta de los dedos. Esto es un hecho, una realidad inapelable que no está sujeta a interpretaciones subjetivas. Es más, he llegado a suponer, que él y no otro, es el personaje que se oculta bajo los pseudónimos de Picio o Abundio.  Ambos os pueden sonar por expresiones tan populares como, “Eres más tonto que Picio", o, “Eres más tonto que Abundio”. Evidentemente, esto son boutades, exageraciones, hipérboles emanadas del imaginario popular. En realidad, nadie puede ser más tonto que Aznar. El listón está tan alto que ni se ve.

Más información: https://www.revistamongolia.com/noticias/estamos-hartos-de-aznar-de-lo-que-representa-de-que-no-haya-sido-juzgado-y-de-sus-mentiras




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