Ese ente inhaprensible que nos gobierna, y no me refiero al señor de los anillos
No soy muy seguidor de Facebook, aunque ahora que lo pienso, esto es como decir que estoy un poco embarazado. Voy a comenzar de nuevo. Facebook me parece un pozo de estulticia e ignorancia travestido de trasnochada y casposa modernidad. Sin embargo, por fortuna, ha dejado de calar en la juventud. Por desgracia, y continúo con el argumentario anterior, para dar pábulo a redes sociales aún más deleznables y frívolas. Pero a lo que vengo, vengo.
Tengo cuenta en Facebook porque la utilizo para vomitar mis opiniones transgresoras (y esto es solo mi opinión), y para dar publicidad a mis creaciones musicales y literarias. Puestos ya en antecedentes, y emulando a mi admirado Holmes, ciñámonos a los hechos.
Hace unos días, en una de mis cada vez más escasas incursiones en la plataforma de Mark, fruto de un aburrimiento supino y de la confusión mental asociada a tal estado, decidí consultar la plataforma mentada. En medio de un gozo inenarrable, sorprendido ante la cantidad de genialidades y momentos únicos de los que pude ser testigo mudo antes de aproximarme a la frontera del mundo de Morfeo, saltó a mi retina una frase que me dio la idea para este artículo. Sí, Facebook, un lugar vacío de ideas, pero que puede ser vector para generarlas. Esta es una de las maravillosas e inexplicables grandezas implícitas en la vida: las contradicciones.
Por qué el presidente de la CEOE pedía no subir los sueldos a los trabajadores cuando se lo estaba subiendo él, por qué la derecha española ansía la privatización de lo público cuando la mayoría son funcionarios, por qué Rajoy llegó a ser presidente de un país con una alfabetización cercana al cien por cien, o por qué no hay ni una prueba de la existencia de dios y, sin embargo, existen cientos de religiones que así lo postulan... Todos estos son misterios de la naturaleza de difícil resolución. No obstante, voy a remangarme y a disertar sobre este último. La frase origen de este artículo reza así (tenéis que perdonar la inevitable chanza):
Si dios existiese habría millones de evidencias, y no millones de religiones rezando a diferentes dioses.
Voy a ignorar la cuestión fundamental que se desprende de esta muy razonable afirmación. La estupidez humana es infinita, es un hecho constatado. Cada uno puede creer en lo que le apetezca sin la mínima prueba que lo respalde. No obstante, una cosa es creer en algo a ciegas, y otra intentar por todos los medios que los demás traguen con tu credo por las buenas, más si es menester y en nombre de la bondad y magnanimidad de tu dios, también por las malas.
La cuestión de fondo no es religiosa ni filosófica ni mucho menos, es algo mucho más sencillo. En pleno siglo XXI, ¿qué puede sustentar semejantes creencias? Muy sencillo, el poder. Siempre se trató de eso, de poder. Una buena campaña de marketing, una buena estrategia es fundamental. En el caso cristiano, sobre todo, porque el ideólogo del dogma de la fe era un genio, uno de los grandes. Plantear como base de una creencia o religión, que la creencia tiene que ser ciega, pues es la base de dicho credo, es tan ridículo como genial. De un plumazo te cargas cualquier posible duda o disidencia. ¿Y para qué? Para seguir teniendo el poder, porque el dios cristiano, siempre está del lado de los poderosos, del PP, de Vox y de todas las formaciones políticas que, pasándose por el forro las teóricas enseñanzas del tal Jesús, lo utilizan para justificar sus fechorías.
Roma impuso el cristianismo como medio para controlar un imperio que se resquebrajaba, y que aguantó un poco más con el pegamento proporcionado por la nueva, y obligatoria religión, convenientemente adaptada. En sucesivos concilios, el cristianismo fue limado y perfeccionado para obtener su fin de un modo más fácil y práctico, la dominación. La iglesia católica probablemente fue la primera corporación multinacional de la historia, antes que Microsoft, Amazon o Google. Es cierto que estoy localizando esta disertación en la religión que mejor conozco, porque la sufro. No hay misterio en la afirmación que da origen a este artículo, el marketing lo es todo. Las religiones siempre se han rodeado de los mejores charlatanes, que no se me ofendan los publicistas. De todo hay en la viña del señor (o señora, que aún nadie le ha visto los genitales).
Más información: https://librosfugitivos.es/comic-espanol-moderno/2210120028-coleccion-el-jueves-dios-mio-dios-y-sus-colegas-j-l-martin-el-jueves-2008-9788497415743.html#
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