Este puede ser un tema polémico donde los haya debido a la hipocresía que existe al respecto en el mundo adulto
El amor de unos padres a sus vástagos está aceptado en nuestra cultura como el amor más puro. El amor de una madre por su bebé, se considera como el epítome de amor desinteresado y prístino.
Abro paraguas: falso.
No es un secreto que muchos progenitores actuales, bien por ignorancia, por egoísmo, o por una combinación de ambos factores, proporcionan a sus descendientes atenciones más allá de lo razonable.
Sin saberlo, o a sabiendas, que de todo hay en la viña del señor ese, están creando un ser desvalido, y cargándolo con una mochila que en la adultez, tal vez no pueda sobrellevar y termine siendo carne de psiquiatra (o de psicólogo). Dicho esto con el mayor respeto por nuestros compañeros reparamentes.
Creo que en primer término habría que dilucidar qué es el amor materno-filial, el amor de una madre por su retoño. La realidad, creo que está lejos de la imagen idílica y pura que se nos vende por doquier. Más bien, es todo lo contrario. El amor de madre, es una expresión del egoísmo biológico, natural. El fin último de todo ser vivo es reproducirse con el objetivo de perpetuar su estirpe, sus genes, y, por supuesto, su especie.
Una madre (o un padre) siente un profundo amor por sus hijos desde el momento en que son una parte de sí misma; son lo que dejará en el mundo cuando ella se haya ido. Ya me dirán si eso no es un amor egoísta. Es el EGOÍSMO en estado puro, natural, comprensible y lógico, pero al césar lo que es del césar. Como norma, una madre no siente el mismo amor por el hijo de su vecina, que por el propio.
Eso sí que sería un amor desinteresado.
La respuesta inmunológica de un ser humano se desarrolla fundamentalmente durante los primeros tres años de vida. Para ello, el cuerpo debe enfrentarse a los agentes patógenos, para aprender cómo vencerlos. Luego, conservará la memoria, el recuerdo, de cómo hacerlo. Es decir, un niño sobreprotegido en exceso, que no tenga la oportunidad de tomar contacto con los agentes patógenos habituales en su entorno durante sus primeros años de vida, no desarrollará la protección para enfrentarlos con éxito tan eficazmente como debiera.
Esto mismo se puede trasladar al campo de la psicología. Si un niño no aprende a sobreponerse a la frustración, a solucionar su realidad y sus problemas cotidianos por sí mismo, cuando sea adulto tiene muchas papeletas para ser una persona insegura e incapaz. Si por avatares de la vida le vienen mal dadas, se caerá con todo el equipo, como se suele decir, porque no tendrá las herramientas psicológicas necesarias para sobreponerse al varapalo. La sobreprotección infantil genera adultos desvalidos, inseguros, miedosos, inútiles y dependientes. Esto lo dicen multitud de estudios y expertos.
Sin embargo, todavía existen teorías ridículas como el método Montessori y entelequias similares, que empujan a determinados padres y madres, en la dirección más cómoda. Porque educar implica temple, paciencia, personalidad, principios y coherencia, es más sencillo decir a todo que sí. Una madre o un padre débil, sin personalidad, no es capaz de enfrentarse a sus hijos, o quizás no entiende que el llanto y la pataleta son modos de llamar la atención, con razón o sin ella. En el futuro, cuando vengan los problemas, le echarán la culpa al entorno, o a cualquiera menos a sí mismos y a su retoño. Y aquí paz, y después gloria. Lo que es hacerse un PP.
La generación de cristal, le dicen. Por motivos laborales he podido comprobar que, por desgracia, hay mucho de verdad en esa denominación. También en mi vida personal he tenido que lidiar con alguno de estos insoportables y repelentes demonios malcriados.
El proceso de la merienda convertido en una madre sujetando un táper con un bocadillo cortado en porciones en su interior; la mujer persigue a una niña de cinco años, de modo que, mientras la niña juega de aquí para allá, su madre le va introduciendo porción a porción en la boca mientras corre tras ella. Contemplar cómo llevan a la misma niña en silla de paseo, porque la criatura asegura que se cansa al andar, a un parque en el que se pasa una hora sin parar de correr, para luego recuperar su trono de vuelta a casa. Dormir con ella tanto de noche, como la siesta, etc. En fin, supongo que todos conocemos a gente así, o similar. Por supuesto, yo tengo hijos, dos para más señas.
Es interesante señalar que la madre a la que me refiero, es hija de unos padres sobre-protectores, que curiosamente ella tiene identificados como tal, aun no reconociendo obrar del mismo modo. Pongo un ejemplo. Hace unos pocos años, obligaron a sus dos hijas (esta madre es una de ellas, ambas mayores de cuarenta años) a renunciar a un viaje a unas islas para el que ya tenían los billetes comprados, porque habían escuchado el rumor de que Ryan Air, a veces, volaba sin combustible suficiente. La realidad siempre supera la ficción, ¿eh? Súmese, que esta persona, padece de bruxismo, y sufre ataques de ansiedad simplemente cuando conduce o cuando viaja. O sea, tiene evidentes secuelas por la sobreprotección a que fue sometida; sin embargo, procede del mismo modo con su hija, de hecho lo amplifica, lo lleva un poco más lejos. ¿Es la sobreprotección hereditaria?
Elucubro, qué personajes distópicos y enajenados, como, por ejemplo, el ínclito Donald Trump, es probable que deban parte de su desgraciado talante, a haber sido sobreprotegidos de una manera que no está al alcance de la mayoría de los mortales, pero sobreprotegidos al fin y al cabo.
Imagino a la madre de Donald diciéndole: "¡Oh, mi pequeño Zanahorio! ¡El chico más apuesto e inteligente del mundo!". Y claro, te lo dice tu madre, y tú, obedientemente, te lo crees.
Dicen que a George "Tonto del bote" Bush Jr., le pasó algo similar. El problema con este fue cuando quisieron enseñarle a atarse los cordones de los zapatos sin ayuda (esto cuando llegó a presidente, por el que dirán). Decir, que el hombre, aún hoy, siempre lleva mocasines, porque no tienen cordones o por lo que sea. ;)
Interesante y debatible el tema. Da para pensar. Saludos.
ResponderEliminarSe supone que pensar es lo que nos diferencia del resto de los animales ;). Gracias y saludos!
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